Accidentes en el set y hasta un asesino en serie entre el elenco: la historia de El exorcista y su rodaje, ideal para revivir en Halloween
Cada Halloween, El exorcista revive como una de las películas más terroríficas de la historia. Dirigida por William Friedkin y estrenada en 1973, esta película no solo dejó una marca profunda en el cine de terror, sino que también sumó un aura de misterio y oscuridad al presentar elementos reales de su controversial rodaje. Inspirada en una historia real y famosa por sus escenas inquietantes, este clásico se transformó en un éxito de taquilla que estableció las bases de todo un género.
El legado de El exorcista perdura no solo por su trama sobre posesiones demoníacas, sino también por los secretos que marcaron su producción: accidentes en el set, muertes ligadas a sus actores y hasta la aparición de un asesino en serie entre el elenco. Halloween es el momento ideal para revisitar esta película que sigue sorprendiendo y espantando a generaciones enteras.
La historia real detrás de El Exorcista y su rodaje “maldito”
La inspiración para El Exorcista proviene de un caso real de posesión demoníaca que tuvo lugar en 1949, involucrando a un niño de 14 años conocido como Robbie Mannheim. Después de la muerte de un familiar, la familia empezó a practicar espiritismo, lo que llevó a fenómenos inexplicables. El sacerdote William S. Bowdern fue llamado para realizar un exorcismo que se extendió durante semanas, y su experiencia fue documentada, sirviendo de base para la novela de William Peter Blatty.
Durante el rodaje, un conjunto de sucesos trágicos alimentó la leyenda de que la producción estaba “maldita”. Por ejemplo, un incendio en el set destruyó casi todas las instalaciones, excepto la habitación de Regan, lo que se interpretó como un mal presagio. Además, varias muertes rodearon al elenco, incluyendo a actores como Jack MacGowran y Vasiliki Maliaros, quienes fallecieron poco después de la filmación.
Los actores también sufrieron lesiones reales durante el rodaje. Ellen Burstyn se lastimó la espalda en una escena clave, y su grito fue utilizado en la película. La actriz Linda Blair también sufrió un accidente, alimentando aún más la idea de que el set estaba poseído. Estos eventos, junto con la trágica historia real, crearon un aura de maldición que persiste hasta hoy.
La combinación de la historia real y las tragedias durante la filmación han contribuido a que El Exorcista sea un hito del cine de terror, dejando una huella perdurable en la cultura popular y siendo objeto de numerosos análisis y estudios.
La conexión de El Exorcista con un asesino real y su impacto en el cine
Uno de los aspectos menos conocidos de El Exorcista es su conexión con David Berkowitz, el asesino en serie conocido como el “Hijo de Sam”. En 1976, Berkowitz afirmó que sus crímenes estaban motivados por voces demoníacas que escuchaba. Aunque no hubo relación directa con la película, su caso resonó en una época de creciente interés por lo sobrenatural, especialmente tras el éxito de El Exorcista. Esta conexión, aunque indirecta, resaltó el poder de la película en la percepción del mal.
El impacto cultural de El Exorcista se siente en el cine y la televisión. La película estableció nuevos estándares para el género de terror, combinando horror psicológico con representaciones gráficas de la posesión demoníaca. Producciones posteriores, como El Conjuro y Hereditary, han adoptado elementos de la narrativa de El Exorcista, mostrando cómo la lucha entre el bien y el mal puede manifestarse de maneras terroríficas y emocionales.
La representación de la posesión y el exorcismo también ha influido en cómo el público y los cineastas ven estas experiencias. Las historias de posesiones han continuado apareciendo en el cine, llevando la narrativa de El Exorcista a una variedad de estilos y contextos. Su éxito crítico y comercial ha generado un legado que sigue inspirando a nuevas generaciones de cineastas.
Finalmente, el impacto de El Exorcista va más allá de su propio género. Ha sido objeto de debates académicos sobre la representación del mal, la fe y la psicología humana, manteniendo su relevancia en la conversación cultural durante más de cinco décadas.
Fuente: Ámbito