Protocolo internacional: Las curiosas prácticas de la política y los negocios exitosos
Apenas se fueron apagando las luces de los festejos patrios de la Semana de Mayo, en 1810, la Primera Junta tomó conciencia de que a partir de entonces serían las autoridades argentinas quienes tuvieran que cargar sobre sus propias espaldas con la responsabilidad de llevar Argentina al mundo. Fue por eso, muy tempranamente, el 28 de mayo de 1810, que el mismísimo Mariano Moreno redactó una norma denominada “Institución para el Despacho y Ceremonial”. Y ese día, los nuevos líderes tomaron conciencia de que los modales, los gestos, la manera de vestirse e incluso de saludar comunican, acercan naciones o incluso, las alejan.
Así nació en Argentina el Protocolo y cada 28 de mayo se recuerda que el mundo gira sobre las ruedas del ceremonial.
Ahora que conseguir divisas es un problema público y privado, la regla número uno, hay que decirlo, es que jamás hay que hacerle pensar a alguien –si ese fuera el caso- que sólo nos interesa su dinero. La regla número dos es generar respeto y empatía, involucrándose culturalmente con el otro, porque detrás de ese otro hay una sociedad, una nación.
El protocolo y el ceremonial acercan a las personas. Pero es un mundo de reglas variables y esa variabilidad depende del suelo que se habite y del suelo que se visite. Para que el acercamiento entre culturas diferentes sea posible es primordial erradicar absolutamente la menor huella etnocentrista: no hay culturas superiores o inferiores; sólo hay culturas diferentes.
Curiosidades del protocolo
El mundo empresarial, el religioso e incluso la vida cotidiana se rigen por normas tan propias como peculiares en cada geografìa. Conocerlas de antemano es la mejor manera de generar negocios exitosos.
“Por tradición de la filosofía confuciana y por la importancia que ésta imprimía a los ritos, hay un concepto transversal que recorre el ceremonial que rige en China, Corea y Japón. En esos países, existe una ritualidad específica para cada momento”, explica Paula Fernández, Lic. y Profesora en Estudios Asiáticos y directora de BA Asia Tours.
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“Por ejemplo en el recuerdo a los ancestros, se hacen ofrendas en cementerios o en mesas dispuestas en sectores específicos de las casas. Y luego hay ciertos comportamientos esperados en torno a situaciones empresariales, que ponen énfasis en el trato según las jerarquías. La noción de jerarquía está presente e interpela en ambas esferas, la social y la religiosa. Hay una espiritualidad que embebe la vida cotidiana tanto de China como Corea y Japón”, continúa Fernández.
Si uno viaja a uno de esos países con la idea de hacer buenos negocios, la manera en que saludemos será nuestra primera carta de presentación y, siendo emocionales, los argentinos tendremos todas las de perder.
“En el mundo musulmán hay un respeto tácito al espacio personal. Si nos extienden la mano, respondemos de igual manera. Si hacen una pequeña reverencia, la replicamos. El beso en la mejilla o el abrazo, ¡jamás!”. Solo si la relación fluye con el tiempo, podemos ir acercándonos según la contraparte lo vaya permitiendo”, nota Paula Fernández, en relación al protocolo en Asia Oriental.
Protocolo para hacer negocios en India
“En India, siempre sugiero unir las dos manos y saludar con namasté [‘te reverencio’] o namaskar [me inclino ante la divinidd en ti’] y siempre evitar el contacto físico, esperar que el otro avance”, explica Sabrina Victoria Olivera, Magister y Doctoranda en Relaciones Internacionales, Coordinadora del Grupo Trabajo Asia del Sur del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales.
“India tiene una diáspora de 30 millones de personas, de indios criados en el extranjero, entonces ellos sí están acostumbrados a otra manera de saludar, y puede suceder que ellos se acerquen y extiendan la mano”, continúa Olivera.
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“India es un país multiucultural y multirreligioso. En la política y el mundo de los negocios, hay que tener presente que el 80% de la población es hindú y esa proporción también está en las funciones gubernamentales y los puestos ejecutivos. El resto son musulmanes, siks o budistas, mayormente”, agrega.
“Por eso, hay que conocer cuestiones de agenda y no tocar temas álgidos ni hacer bromas típicamente ‘argentinas’ con temas delicados, como por ejemplo Pakistán o China, sus países vecinos, con los que tienen conflictos permanentemente”, advierte Olivera.
Para no “meter la pata” y embarrar la cancha antes de empezar, un buen tema de conversación en India es el cine de Bollywood, la portentosa industria cinematográfica, que produce la friolera de 1.000 películas por año y es un orgullo nacional. Es más, no son pocos los empresarios que invitan al cine y, mientras miran una película y se come, hacen negocios.
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“Los indios son muy formales en la negociación y están siempre muy informados. Hacen muchas reuniones antes de tomar una decisión y son muy serios para trabajar, más allá de que el vínculo luego genere cierto acercamiento”, resume Olivera, docente y conocedora del protocolo del sudeste asiático.
Con todo, “los indios no buscan solamente una relación comercial y nosotros tenemos que estar dispuestos a recibir preguntas que nos resulten incómodas, pero que para ellos son esenciales para conocernos y entablar un vínculo laboral: ‘¿a qué se dedica tu familia?’, ‘¿cuánto gana tu papá?’, ¿por qué no te casaste?’, ‘¿no quisiste tener hijos?’.
Protocolo, política y negocios
Sumergirse en otro mundo puede ser literalmente sorprendente. “En los países de Asia Oriental, las mismas personas con las que queremos negociar podrían invitarnos a un karaoke. Nos va a parecer un ámbito extraño, donde circula mucho alcohol y donde la gente seria con la que vengo tratando ‘se relaja’ a puntos insospechados, cantando y bailando. Son invitaciones que no puedo rechazar porque forman parte integral de la relación que busco construir con la contraparte”, recomienda Fernández.
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“Rechazar este tipo de invitaciones no es conveniente. Y aunque se haya visto a personas de alto rango descontracturadas en ese ambiente, tengo que entender que al día siguiente la fachada de seriedad va a regresar y el trato volverá a ser formal. Hay un comportamiento para cada momento y lugar”, resume la especialista en protocolo.
Protocolo en los países árabes
Un universo de ritos y modales diferentes es el que nos espera en el mundo islámico. A diferencia de lo que sucede en China, Japón y Corea, en los países árabes, si se trata con creyentes del Islam, las normas que rigen la esfera religiosa también se aplican al ámbito personal y al profesional.
“El islam es una civilización holística que comprende todos las esferas vitales de la persona, y se relacionan tanto en un plano de igualdad o sea horizontal, (humano con humano) como en un plano vertical (en su vínculo con la divinidad)”, deja en claro Ioana Elim Korn, Lic. en Estudios Orientales.
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“El musulmán ante todo es hospitalario y muy paciente. Cuando descubre que nos hemos tomado el tiempo de estudiar o quizás aprender algunas palabras árabes, esa persona recibirá un trato especial. También tenemos que tener en cuenta que en aquellos países de alto poder adquisitivo muchos musulmanes estudiaron en Estados Unidos, Reino Unido o algún país europeo y eso les permitió conocer las costumbres occidentales”, aclara la Licenciada Korn, quien actualmente ejerce su profesión en Valencia.
“Es poco probable que se ofendan por simples errores de una persona nueva en lo referido al comportamiento social. Ellos no pondrían al extranjero en una situación de vergüenza, ya que eso no sería hospitalario. Ser inhóspito es un comportamiento totalmente inaceptable en el mundo islámico”, dice Iona Korn y suena reconfortante.
Comencemos por lo primero que acerca a dos personas, el saludo. “Es casi esencial en una reunión que, bajo cualquier circunstancia, si una persona está sentada, cuando alguien le da la mano se pone de pie mientras pronuncia ‘as salam aleykum”. Y al despedirse, procede igual. Si se encuentran con la misma persona varias veces en el mismo día, se debe volver a saludar con la mano, igual”, recomienda Ioana.
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Aunque fueran esposos en la ficción y en la vida real, Sherezade (Bergüzar Gökçe Korel) y Onur (Halit Ergenç) apenas se dieron un casto beso en algún episodio de Las mil y una noches, la novela turca que hizo furor en Argentina y que se pensó y preparó para comercializar en Occidente, sin la mínima referencia al Islam.
“Las muestras públicas de afecto entre parejas en los países árabes es un hecho repudiable y hasta puede denunciarse”, advierte la especialista en cultura islámica.
En el protocolo árabe no es apropiado que un hombre y una mujer se extiendan la mano para saludarse. Hay una salida protocolarmente salomónica, apta para cualquier circunstancia.
“Apoyar la mano derecha sobre el corazón propio, es un saludo que pueden realizar tanto hombres como mujeres. Es un gesto de fuerte simbolismo porque indica sinceridad y agradecimiento”, resume Iona.
Mujeres y protocolo exitoso
La rigidez de la imagen femenina caracteriza el protocolo de casi todos los países asiáticos. “La vestimenta deberá ser modesta, sin mostrar mucha piel y con una pollera por debajo de la rodilla. Es preferible usar zapatos cerrados que no muestren los pies. En la cultura árabe se considera que los zapatos transportan suciedad y es ofensivo ingresar a una casa o a una mezquita sin quitárselos”, recomienda Iona Korn.
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Muchos árabes “se horrorizan por el despliegue de piel que hay en Occidente”, continúa. Les resulta extraño que incluso los hombres usen shorts. “El uso de poca ropa en lugares públicos es ampliamente despreciado y no hay que tomarlo a la ligera”, recomienda.
En cuanto al cabello, para evitar malentendidos, lo más recomendable es no tenerlo suelto. “En general en las culturas de Oriente el pelo es una extensión del cuerpo que distrae las miradas y por eso se debe recoger”, explica la Licenciada Korn.
A diferencia del mundo islámico, en China, Japón y Corea “lo importante es que el rostro siempre esté despejado, que pueda verse”, hace la salvedad Paula Fernández.
En India en cambio, no se ve con malos ojos que una mujer se presente a una reunión política o de negocios con el pelo suelto y muy maquillada, pero sería inaceptable que su ropa deje ver los hombros y el cuello. “Una remera o vestido con breteles son inauditos”.
Colores y regalos protocolares
En todos los países aludidos, el blanco se asocia al luto y es un color que se descarta, a excepción de India, en donde una mujer podría usarlo siempre y cuando su atuendo lo combine con otros colores. “Lo mismo pasa con las flores, no recomiendo recibir al alguien con ramos flores totalmente blancos. Algo que bien visto en protocolo y que resuelve estos problemas de vestuario y decoración es utilizar los tres colores de la bandera de India, naranja, blanco y verde”, sintetiza Sabrina Olivera.
Si se hacen regalos en China, Japón y Corea, lo mejor es envolverlos en papel rojo o dorado, considerados colores auspiciosos. Sin embargo, el rojo está prohibidísimo en las rúbricas. Si en la operación se presta una lapicera, que jamás sea roja –incluso externamente-, porque es un pésimo augurio.
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Los países islámicos permiten a los argentinos “anotarse un poroto”: el mejor regalo es un mate. “En Siria y Libano, tomar mate se tornó una costumbre muy común. Aunque lo hacen de manera individual, comparten pava o termo, pero cada uno tiene su bombilla, además el mate se toma en vaso de vidrio porque es mucho mas higiénico,” dice Ioana Korn.
Protocolo en las comidas
Si los anfitriones eligen el almuerzo o la cena para hacer negocios, hay ciertas reglas de oro.
En China, Japón y Corea, el comensal no puede sentarse en cualquier lado porque los asientos responden a jerarquías, incluso dentro de una familia. Hay que esperar que le indiquen su ubicación. “Esperamos siempre a que la cabeza de familia o la persona de más alto rango de la compañía coma, antes de empezar nosotros”, advierte la Lic. Fernández.
En China, las mesas de negocios son rectangulares, pero se come en mesas redondas. “En la mesa tradicional china, hay una plataforma giratoria central que facilita srevirse. En la mesa coreana, se sirven múltiples platillos de acompañamiento que se repiten, así no tenemos que buscar alguno que nos quede lejos molestando a quien tenemos al lado. En señal de respeto, lo ideal es probar un poco de cada plato ofrecido”, añade Paula Fernández.
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En el mundo islámico, por su parte, los encuentros gastronómicos protocolares sólo suceden en hoteles o restaurantes internacionales.
“Si la invitación implica probar una comida típica, podrán encontrarse con la tradición beduina de comer con la mano, y el invitado hará lo mismo, pero siempre con la mano derecha, porque la izquierda se reserva para el aseo personal, es impúdica”, diferencia Ioana Korn.
En los países árabes se comen ciertas carnes que fueron faenadas bajo la jurisprudencia islámica (halal). Nunca jamás se debe comer cerdo ni tomar alcohol o cualquiera de sus derivados, porque están prohibidos y aunque el comensal no comparta el mismo credo, los evitará en señal de respeto.
Lo más importante de todo, sea cual fuere el país que se visite, es observar, demostrar respeto y no invadir el espacio personal de los anfitriones.
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Fuente: Perfil