Mayo porteño

La revolución argentina fue un calco de la americana y ésta una consecuencia de la Revolución Francesa. Bartolomé Mitre construyó como historiador la identidad nacional. Su enfoque de Mayo fue integral de todos los rangos sociales y regiones, con actuación principal de las minorías ilustradas porteñas, y secundaria del “populacho” y el interior. Para él, la nacionalidad era preexistente y los hechos de Mayo se circunscribieron a la historia pueblerina del puerto. Alberdi tuvo otra visión, percibiendo en las expediciones inglesas las causas que originaron el partido nativo.

Ambos historiadores omiten el estudio de lo que pasaba en España y su forma de expoliación colonial. El monopolio comercial español, instaurado por los Austrias en el 1500 por razones militares, mutó en 1700 al objetivo de enriquecimiento de los Borbones; la restricción devino en el contrabando y en el surgimiento de una clase de comerciantes enriquecidos. Además, en 1810, en España sólo quedaba como vestigio de poder la Junta Central refugiada cerca de Cádiz.

Se advierte un grado de complementariedad entre ambos historiadores: el partido criollo creció al compás del ninguneo de la España y su brazo armado surgió a raíz de las incursiones británicas; la reacción sólo pudo surgir en una Buenos Aires cosmopolita que contaba con una elite liberal ilustrada. La “reversión de los derechos de la soberanía al pueblo”, defendida con ardor por Castelli, “el orador de Mayo”, resultó natural ante la inexistencia de un monarca.

Protagonistas de reparto. El potosino Saavedra, ex regidor del Cabildo, síndico procurador y administrador de granos, trató desde el poder militar que se mantuviera “la máscara de Fernando” mientras integraba a las provincias al gobierno.

El citado Juan José Castelli, abogado graduado en Córdoba, secretario interino del Consulado de Comercio y periodista ilustrado, no pudo vivir la etapa vital de moderación: aplastó la contrarrevolución fusilando a Liniers y encontró una muerte temprana en 1812, en la cárcel, mientras era juzgado por el desastre de Huaqui.

Los proto punteros Domingo French y Antonio Berutti repartían distintivos mientras actuaban como agitadores: los “chisperos” continuaron hasta su muerte sirviendo militarmente a las Provincias Unidas. El doctor en leyes, periodista, autor de la Representación de los Hacendados, ideólogo central de la revolución, Mariano Moreno, vio apagado su ardor jacobino en medio del Atlántico en marzo de 1811.

Protagonista principal. Mitre eligió como primer ícono de la independencia a un personaje que, según él, desde la “mediocridad” se destacó por su esfuerzo y lo degradó a una figura “simpática”. Manuel Belgrano, nacido en 1770 en la Buenos Aires aún regida desde Lima, es la figura más trascendente de los actores de Mayo. Comenzó sus estudios en el Colegio de San Carlos; entre 1786 y 1793 estudió Derecho en las universidades españolas de Salamanca y Valladolid; se graduó a los 18 años como Bachiller en Leyes con medalla de oro. Fue el primer presidente de la Academia de Práctica Forense y Economía Política en Salamanca. Alcanzó tanto prestigio que obtuvo del Papa una autorización para leer toda la literatura prohibida. De regreso, fue nombrado Secretario Perpetuo del Consulado de Comercio. Como sus propuestas librecambistas estaban fuera de ley, se abocó a ser un precursor de Sarmiento, fundando la Escuela Naútica, la Academia de Geometría y Dibujo, la Escuela de Comercio y la de Arquitectura y Perspectiva.

Como militar se cubrió de gloria en Tucumán y Salta, mostrando una benevolencia con los vencidos contraria al jacobinismo de sus pares; fue un prolífico periodista y el primer economista argentino, iniciador del mecanismo de ajuste de los precios en un mercado competitivo, teoría ésta sistematizada en el siglo XX por el economista Carl Menger. Propició, como sistema de gobierno la monarquía constitucional, en preferencia al incipiente experimento americano y también ejerció la diplomacia.

Vicente Fidel López, el máximo refutador de fuste de Mitre sobre Belgrano, escribió que el General José de San Martín “fue un genio militar sin ambición política”; a diferencia del libertador, la historia revela que el Dr. Manuel Belgrano fue un genio con la gran ambición de servir a un país que aún no valora la magnitud de su aporte.

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Fuente: Perfil

Redacción