La Ley FONDEF permitió proveer a la defensa común
Felizmente ha reverdecido en nuestro país el interés por las políticas de Defensa Nacional. Luego de décadas de inestabilidad institucional, donde las Fuerzas Armadas fueron utilizadas para derrocar gobiernos constitucionales y perpetrar violaciones de los derechos humanos, la naciente democracia de los ‘80 tuvo una relación errática y conflictiva con la política de Defensa.
Desconfianza, producto de las tardías asonadas en Semana Santa del ’87, bajas sustantivas en los presupuestos durante décadas, y la necesidad de atender urgencias económicas ante cada crisis, provocaron un debilitamiento de las Fuerzas Armadas y una intrascendente política de defensa.
Al ordenamiento jurídico llevado adelante por la Ministra Garré, junto con la política de Derechos Humanos, continuada y profundizada por el gobierno de Néstor Kirchner, y que también fue acompañada por los tres poderes del Estado, le siguió una recuperación paulatina de los presupuestos año tras año hasta la llegada del gobierno de Juntos por el Cambio.
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A partir de ese momento el Ministerio de Defensa fue una moneda de cambio dentro de esa alianza política adjudicada al socio minoritario. Esto se vio reflejado en los presupuestos públicos de defensa a partir del 2017 en adelante, en los que el ajuste fue sustantivo. No existió durante el período una planificación, ni una estrategia, ni un Plan de Capacidades Militares de Corto y Mediano Plazo, lo que desde el punto de vista institucional significó una continuación de los planes anteriores deteriorados por el paso del tiempo y el avance tecnológico por carecer de una política de Defensa.
La Ley FONDEF permitió proveer a la defensa común
El gobierno de Alberto Fernández inició una política de acercamiento e integración entre las Fuerzas Armadas, los actores públicos y principalmente la sociedad. Designar como ministros a dos dirigentes de peso y con experiencia en la gestión como Agustín Rossi primero y Jorge Taiana en la segunda etapa fue un gesto inconfundible sobre la necesidad de fortalecer la política militar.
La participación militar en la pandemia a partir de las Operaciones Belgrano I y II, con la entrega masiva de alimentos, respiradores e insumos médicos en los lugares más recónditos del país representó la máxima movilización militar desde la Guerra de las Malvinas.
A propuesta de nuestro partido, el Congreso Nacional aprobó por amplia mayoría, la Ley del Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF) con el objetivo de atender el postergado equipamiento de las Fuerzas Armadas. Este Fondo debe ser utilizado para compra de nuevo material y para modernización y recuperación del instrumento militar. Como toda política pública, recorre un proceso que va desde el diseño hasta su ejecución concreta.
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La ley se aprobó en 2021 y se comenzó a ejecutar durante la administración del Ministro Taiana, pero el bloqueo opositor del presupuesto 2022 debilitó y retrasó el funcionamiento del FONDEF hasta mediados de ese año. A pesar de estas dificultades, en los años 2021 y 2022 el Fondo tuvo una ejecución del 99%. Todo fue rendido al Congreso de la Nación tal como lo establece la ley.
Producto de esas cuestiones, podemos decir que el 2023 va a ser el primer año de ejecución plena de enero a diciembre. Los resultados de esta verdadera política de Estado son hasta el presente contundentes: en 2019 existía solo un Hércules operativo, hoy hay cinco y esperamos incorporar uno más antes de fin de año. La flota de aviones Pampa III se triplicó, pasando de 3 en 2019 a 10 en el año 2023, todos ellos fabricados y modernizados por la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA). Esto permitió la reapertura de la X Brigada de Río Gallegos y la puesta en valor de la VI Brigada de Tandil. Durante esta gestión, también se triplicó el sistema de armas Fighting Hawk, de los 3 disponibles en 2019, hoy la Fuerza Aérea Argentina cuenta con 10 aeronaves.
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Con el objetivo de recuperar las reservas operacionales de los sistemas de armas de cada una de las Fuerzas, se puso en marcha el Plan de Adquisición de Munición a diez años, financiado a través del FONDEF.
Gracias a este Fondo, se incorporaron los nuevos sistemas de misiles antiaéreos de corto alcance SAAB RBS-70 NG, adquiridos para el uso de las tres Fuerzas.
Por otra parte, se adquirieron 2 helicópteros SH-3H Sea King modernizados y 4 Patrulleros Oceánicos Multipropósito. Además de la lancha Hidrográfica A.R.A “Petrel”, fabricada íntegramente en TANDANOR, el buque multipropósito A.R.A “Ciudad de Rosario” y la corbeta Meko 140 A.R.A “Rosales” fueron recuperados y modernizados en el mencionado astillero.
Se renovó la totalidad de los uniformes militares, hecho que no sucedía desde 2015. En 2022, esta vestimenta militar, esencial para el entrenamiento y correcto desempeño de las FFAA, fue adquirida y confeccionada con mano de obra nacional y distribuida en todo el territorio nacional.
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A su vez, se reforzó al Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial (SINVICA) con la instalación de un radar en Río Grande, Tierra del Fuego, ubicado en una zona estratégica para el Atlántico Sur, y de un radar RPA-200, fabricado por el INVAP, en Villaguay, Entre Ríos. Pronto estaremos inaugurando el de Mercedes, Corrientes y Tostado, Santa Fe.
Fabricaciones Militares, la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) y Tandanor – tres empresas emblemáticas de la Defensa- fueron rescatadas del ajuste e intento privatizador del gobierno de JxC, que expulsó a cientos de trabajadores, dejando deudas en juicios millonarios que explican el déficit que hoy denuncian sus referentes.
Estas empresas fueron recatadas a partir de la reapertura de delegaciones cerradas, nuevas inversiones y una gerenciamiento profesional e innovador, por lo que apuntamos a que sean prontamente superavitarias.
Nada de esto podría haber sido posible sin el FONDEF y una administración de los recursos escasos con criterio de fomento de la industria nacional, productividad y eficiencia en el gasto.
La otra clave de esta política ha sido la recuperación de la carrera y la perspectiva militar a partir de la Jerarquización Salarial, que lleva a un aumento de aproximadamente el 60% de los sueldos militares, que alcanzará hacia fin de este año gran parte de la recuperación de un sector postergado durante cuarenta años.
Lejos de haberse reducido, el presupuesto de Defensa no ha tenido recortes en 2022 como anunciaban desde la oposición; por el contrario se llevaron a cabo todas las Operaciones Militares planeadas y se recibieron refuerzos de funcionamiento sustanciales.
En el presente año, el presupuesto se ha incrementado respecto del 2022 con el FONDEF y la Jerarquización Salarial, tal y como adelantó el Ministro Jorge Taiana en la Comisión de Presupuesto ante la incredulidad de los legisladores opositores.
Todo esto nos permite afirmar que el Presupuesto 2023 será el más alto de los últimos ocho años alcanzando aproximadamente el 1,23% del PBI, volviendo a la senda de incrementos que nos sitúa en la media internacional.
Bienvenido el debate franco y constructivo para mejorar las políticas de defensa. Pero el mandato constitucional de “proveer a la Defensa Común…” invita a no caer en los discursos agrietados de campaña, falseando datos, anunciando catástrofes que de manera irresponsable debilitan nuestra posición en el concierto de las naciones.
*Jefe de Gabinete de Asesores del Ministerio de Defensa
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Fuente: Perfil