Las elecciones más tóxicas de la historia

Eternidad de agosto a diciembre

Javier Milei, el C-Boy (“el león solo que vence a la manada de leones”) es el saludable animador de las elecciones más tóxicas de la historia. Las PASO equivocadas que facilitan el avance hacia el cul de sac (callejón sin salida).
Desde el 14 de agosto al 10 de diciembre se perfila una eternidad de tinieblas.

Con el Poder Ejecutivo en guerra con el Poder Judicial. Con el Poder Legislativo paralizado que ofrece el escenario para la ofensiva del Ejecutivo. Con el «juicio político» a la “Suprema Corte que espera y emboca”.

La bula que suspendió las elecciones en San Juan y Tucumán fue útil para precipitar la decisión de La Doctora que se comió el amague. Para arrugar, en efecto, como Mauricio, El Ángel (que fue) Exterminador.
Sin La Doctora y el Ángel, recíprocamente funcionales, podrá acabarse con la continuidad de la beligerancia.

Confederación de Provincias Unidas por la Contabilidad

Sin las dos versiones de Buenos Aires, Provincia Inviable y Maxikiosco, la Confederación de Provincias Unidas por la Contabilidad va a tener ya resuelta en agosto la cuestión territorial.

Marca la disonancia de CABA en la Confederación. Ningún proyecto nacional emerge desde las provincias.

Los gobernadores se proyectan cuando ya no tienen reelección. Interesa más conservar el territorio que enlodarse el desastre federal. Reservado para los unitarios de ambas vertientes de Buenos Aires.

En la Confederación, el triunfo de los oficialismos muestra que es más soportable la vida en las provincias.

Pagan los sueldos y pueden juntarla. Sin hacerse cargo de la catastrófica economía ni de las desigualdades del conurbano. Dilema nacional.

Conglomerado sociológico con las descendencias de la inmigración interna. Mezclados con las inmigraciones de países vecinos que generaron la compleja identidad del nuevo bonaerense.

Fórmulas para perder con dignidad

Las coaliciones rotas se desconciertan por la saludable irrupción de Milei. Antes de borrarse, hasta La Doctora lo instaló como oponente prioritario. Entró, con convicción, en la trampera.

Después de haberse borrado, La Doctora resignada describe en “Duro de Domar” la elección (tóxica) “de tres tercios”.

Hoy el objetivo del peronismo es tan módico como exiliarse en Uruguay. Consiste, apenas, en ”alcanzar el ballotage”.

Con muy poco, Milei taladra a Juntos. Y pone a Todos en estado de sospecha.

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Con la señora Victoria Villarroel, La Generala, interpela la interpretación progresista de la historia y capta el “voto de lesa humanidad”.

Todo se desgasta en la controversia entre el lenguaje y la acción.

La frontal crítica al Fondo convive con la procacidad de tomar al Fondo como exclusivo salvador.

Copia original del trillado juego policial del bueno y del malo. “Gita, Kristalina querida, arreglen con Sergio. Con La Doctora es peor”.

Otro objetivo módico consiste en llegar con aire a la frontera del final. Con el apuro por presentar una escudería digna que pierda con dignidad.

Acaso el candidato ideal para encarar semejante dignidad es Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol. Aunque el cartero, en el peronismo, nunca haya llamado dos veces.

Pero Scioli aspira a la “lícita revancha”. Enarbola el “derecho a competir”. Le basta con el video del debate.

Debe desembarazarse de la red estratégica de Alberto Fernández, El Poeta Impopular. El perverso de bajas calorías que pretende diseñarlo como “su muleto”.

Como al Premier Agustín Rossi, El Invicto. Cada derrota lo fortalece. Cada elección que Rossi pierde lo habilita a perder en otra de relevancia superior.

Pero Alberto no se resigna al ocaso. Ni al fracaso.

Mientras Sergio Massa, El Profesional, arrastra la roca del gobierno.

Un Artista de Variedades que mantiene el último conejo oculto. Subsiste castigado por el crecimiento de la inflación y protagoniza el fenómeno inédito.

A medida que la catástrofe muestra valores más inquietantes crece la Massa-dependencia hasta en quienes lo denigran. Como Juan Grabois, El Santo Seminarista. O Alberto.

La trampera del animador

Para Carlos Melconián, El Tablonero, es una “irresponsabilidad” ser ministro con el 9 de inflación y pretender ser “presidenciable”.

Pero Melconián analiza desde la razón los entreveros del país de fantasía. Es probable que Juntos desperdicie también la oportunidad de tener la elección (tóxica) servida. Con oficialismo regalado. Agotado.

“Si en 2019 les dieron 50 mil palos para que ganaran y la perdieron ¿por qué van a estar seguros de ganar en 2023?”.

Pero en Juntos ya gastan a crédito de la próxima toma del poder. Aunque sea, en la práctica, otra coalición rota.

Unificada por el fervoroso antikirchnerismo que no alcanza para blindar las diferencias estructurales.

Es exactamente aquí donde se destaca la función perforadora de Milei. Los fractura con el taladro neumático de la palabra.

Los debilita, sin maldad, hasta cuando los elogia.

Desubica a la señora Patricia Bullrich, La Montonera del Bien, al proponerle un acercamiento. Una alianza. O al reconocer a Mauricio.

Los separa culturalmente de los radicales que les aportan territorio y se creen todavía progresistas. Los deja con la alternativa, para salvarse del naufragio, de auxiliarse en las playas generosas de Horacio Rodríguez Larreta, Geniol.

O estrellarse en la grandeza épica de Facundo Manes, Cisura de Rolando. Como seres ejemplares en el cul de sac.

El estado de sospecha de Todos resulta divertido. Aunque las artimañas electorales salen, en general, mal.

Mientras Milei ataca con la trampera de la casta, ciertos inspirados mini gobernadores peronistas financian en sus distritos las listas de Milei.

Un imaginativo mini gobernador de la Primera Sección encontró al derechista más blanco para decirle: “Vas a ser mi duro opositor. Te me vas con Milei, sacarás dos concejales. Pero son míos”.

Otro experimentado gobernador, ruborizado por la sospecha, confiesa: “En mi provincia Milei no tiene a nadie pero tiene votos. Se los voy a cuidar”.

Con la estampa innovadora, con las exaltaciones de las propuestas disruptivas, El C-Boy es el animador de la campaña para las elecciones (tóxicas).

Para acentuar la superficialidad política de las coaliciones rotas.

Con los equivocados que replican sobre la dolarización. O con la eliminación del Banco Central. La subasta de testículos o riñones.

Entran tranquilamente en la trampera. Sin darse cuenta que Milei no tiene importancia por lo que dice. Es importante por lo que genera.

Continuará

Carolina Mantegari del AsisCultural, especial para JorgeAsisDigital.com

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Fuente: Perfil

Redacción