Agustín Salvia: “La mala alimentación es alta, pero la desnutrición casi no existe”
El investigador Agustín Salvia opina que la pobreza no es tan grave en Argentina como algunos afirman. “No hay desnutrición, hay malnutrición y tampoco está generalizada”, expresó en Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (FM 101.9).
El gran consumo de carnes rojas en argentina, ¿No dice que la pobreza en el país es polisémica?
Lo que es cierto es que la Argentina es muy desigual territorialmente, la pobreza en el país, a nivel de la Ciudad de Buenos Aires no supera el 3%, y cuando vas al conurbano supera el 50%. Las medidas del INDEC, estarían dando cuenta de esto, de una Argentina que tiene 8% en situación de pobreza extrema. Y esto marca una situación donde la población no puede vivir si no tiene ingresos mayores a $130.000 para cubrir canastas y servicios básicos.
Pero el parámetro cambia en cada país, y es posible que tengamos más o menos pobreza, producto de que cambia el parámetro con el que se compara. ¿Cuál es el parámetro? El ideal de una clase media.
¿Alemania planteó el tema de quienes son pobres en relación a quien más plata tiene?
Claro, en Europa la pobreza es relativa. En Argentina no se toma la mediana del ingreso, sino cuales son los consumos que tiene la clase media – media baja y que valor tienen esos consumos, ese es el parámetro. Si pones una clase media-media o media-baja en Brasil, estos consumos pueden llegar a ser menores, por lo tanto la pobreza que se va a medir en Brasil es hasta menor que en Argentina.
La naturaleza que hay que entender sociológica, analógica y económicamente, Argentina tiene un componente creciente de pobreza crónica que se va pareciendo cada vez más a la pobreza crónica de Brasil, y que diría que está aproximadamente en ese 20% o 25% de pobres brasileños crónicos, cuando a Brasil le seguís sumando la pobreza en términos de población están mucho más empobrecidos, en cambio en Argentina el 15% restante de los pobres tienen viviendas, servicios, salud y educación pública, son clases medias-bajas en descenso. Sufren la pobreza, y violentan el espacio político, tienen una gran frustración con la política, no quieren un programa social, quieren que los dejen trabajar tranquilos, que no haya inflación o inseguridad. Ese 15% es el que define las elecciones. Son pobres monetarios pero no pobres culturales. Quien no consume carne es el 25%, el resto redujo el consumo, porque es un lujo.
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¿Qué haya este consumo de pollo no indica una forma de pobreza argentina bien alimentada?
Si, y acá vamos al otro elemento. La Argentina tiene apenas 8% de pobreza extrema, y ese porcentaje tiene una mala alimentación muy elevada, pero la desnutrición es muy baja, una estadística casi positiva en el caso argentino. Si lo tomamos en términos de comparativa a nivel global, Argentina es un país en desarrollo con muy buen nivel. No hay desnutrición, hay malnutrición y tampoco está generalizada.
Hay distintos niveles de obesidad, y la que hay en los sectores populares es la obesidad de la pobreza, porque efectivamente no pueden planificar una buena canasta alimentaria saludable, porque no tienen ingresos para eso, pero sin embargo no son indigentes extremos, porque los planes sociales cubren parte de los ingresos que necesitan para cubrir la canasta mínima de alimentos. Planes que serán muy difíciles de erradicar, ya que el 42% de los hogares en el país reciben asistencia pública (tarjeta alimentar, potenciar trabajo, AUH, progresar), excluyendo jubilaciones y pensiones.
Cualquiera que quiera progresar se enfrenta a la inflación y piensa, “menos mal que está el programa que alivia, porque con las changas no alcanza”.
Lo que ocurre es que el modelo económico no le da cabida a la población, en términos de un trabajo más o menos digno, y muchas veces la población no está en condiciones de tomar un trabajo más o menos digno porque tiene que cuidar a los hijos, atender a la familia, o no le da el capital humano que ha recibido para poder brindar ese servicio que produce riqueza, lo que habla de una argentina estructuralmente destruida, devaluada y descalificada, marginada, que tendrá que ser asistida por mucho tiempo.
Hay que saber cómo incorporar las nuevas generaciones de esas familias, y eso significa escolaridad de alta calidad y sistemas novedosos en materia de comunicación, no necesitamos que los jóvenes pasen de año sin aprobar materias.
Los sectores populares no acceden a las nuevas tecnologías como un recurso, sino como un consumo.
Si el 42% de la población recibe un plan, ¿Puede ganar las elecciones un candidato que proponga eliminar los planes?
Sí, porque puede llegar a ganar ese 15% de clase media que no recibe programas sociales.
Y si un porcentaje muy importante de ese 15% vota por los libertarios, el 42% de las familias nunca van a votar a alguien que saque los planes
Obviamente, por eso el discurso político está muy maquillado. Algunos piensan quitar los planes, pero cuando se habla seriamente, es parte del discurso para ganar al 15% que tiene un sentimiento de oposición.
Pero… ¿No pierden el 42% restante?
No es tan cabal, tienden a ganar. Y nadie gana en Argentina con más del 52%. El voto, mal llamado, planero en el país está fuertemente cristalizado en el sector peronista o kirchnerista, y vinculado a un 20% que son los sectores populares, y hay un 10% de segmentos obreros que también están arraigados en esa ideología.
El 20% de la clase media profesional quiere un cambio, y va a evaluar por el radicalismo y el sector liberal. Se alejan de lo extremo, también podrían llegar elegir a un Massa o a un Larreta.
La clase media baja está frustrada y enojada, votó a Macri y Cristina en su momento, y hoy no quiere saber nada con todo esto, a veces se refugia en la izquierda extrema.
Esa es la Argentina que sigue comiendo carne, pero menos que antes.
MVB FM
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Fuente: Perfil