Ricardo Pignanelli: “Cualquiera que reciba el gobierno tendrá un problemón, no es que si gana se beneficia”

—¿Cómo ve que viene la relación paritarias, sueldos, inflación? 

—En 2011, tratamos con las terminales primero, a pedido de ellas, porque decían que no éramos predecibles, los aumentos de salarios se discutían anualmente. Fuimos a un esquema muy parecido al pacto social que había hecho Helbert, allá por el 73. Hicimos un análisis y veíamos que a principio de año discutíamos un sueldo, un monto para todo el año, por supuesto, era en tres, cuatro, tramos. Y veíamos que había espacios en el año que estábamos equiparando la canasta familiar, pero había espacios en el año, y eran los mayoritarios que estábamos muy por abajo de la canasta familiar. Eso producía una irritación en la gente, producía después una discusión por el salario que era prolongada, se perdían días de producción, se perdían días de salario. Entonces, empezamos recuerdo, con cartulina, dibujé toda una pared en gremiales y elaboré una proyección de hacer aumentos trimestrales que acompañen la inflación. La única forma de acompañar la inflación era cuando la inflación era efectiva. De ahí nace un acuerdo salarial que lleva del 2011 a la fecha, que le dio previsibilidad a las empresas y que mantuvo medianamente el salario. Por eso cuando hablo que el costo de vida de enero, febrero y marzo, a partir de abril lo cobro. El de abril, mayo y junio, a partir del 1° de julio lo cobro. El de julio, agosto y septiembre, a partir del 1° de octubre lo cobro. Después el de octubre, noviembre y diciembre, a partir del 1° de enero lo cobro. Con eso que logré que esa línea, lo representé siempre, como aprendimos en la secundaria. La proyección del costo de vida se unificaba con la proyección de los aumentos salariales. Con eso lograba que los trabajadores no adquirieran deuda. Eso, con las inflaciones que tuvimos, hasta del 50%, medianamente el acuerdo trimestral funcionó. Funciona bien, tanto es así que no tuvimos ninguna escalada de conflicto. Las fábricas laburaron, prácticamente se hicieron las producciones todos los días laborables del año. Me costó hacerles entender a mis compañeros del gremio, y hoy la gente te dice: “che, Piña, no salgamos del sistema de aumento de salario”. Creo que la realidad efectiva, esto hizo que se normalizara la discusión salarial. Es importante que se normalicen la discusiones salariales, porque con eso logramos que el trabajador esté contento, tranquilo, y que las producciones vayan avanzando. Y que cuando lo miren de afuera, más allá de que pueden decir que con una inflación como la que tenemos hoy, pero hasta en las casas matrices se tornó como normal lo que nos estaba ocurriendo a nosotros y la forma en que, junto con las terminales, lo resolví. Eso también nos ayudó en el tiempo a ser confiables, es parte de la pirámide de las nuevas inversiones. Cuando hay nuevas inversiones de otros países, nos miran en ese aspecto. Yo creo que la ventaja que tenemos y me enorgullezco en decirlo, es la calidad de mano de obra. Es otra apuesta muy grande que hicimos con los cuarenta y cuatro Centros de Formación Profesional. Hoy ya tenemos por zoom los cursos de híbrido y eléctrico, nos trajimos la tecnología de Estados Unidos. Ya estamos preparando a los profesores para esparcir la tecnología del eléctrico, del híbrido y de la reparación. Cuando hablamos de la reparación de las nuevas tecnologías de ese híbrido eléctrico, estamos hablando de una seguridad que tenemos que tener por la tensión que necesita el automóvil para lograr la movilidad, estamos hablando de 380 voltios, 220 voltios. Ya prácticamente el coche va a funcionar como una corriente que es como la que ya tenemos en casa o ahí en la industria. O sea, tenemos que estar preparados para manejar esa tecnología, la capacitación es fundamental para seguir en el juego de la industria automotriz. Y nos estamos preparando para eso. 

—Usted logra lo que no logran otros sindicatos, algunos se quedan muy por debajo de la inflación. ¿Cuál es su mirada, más allá de Smata, de lo que ha sucedido con los sueldos y la inflación, no solamente durante estos últimos tres años, sino haciendo un recorrido, e incluso aquellos trabajadores que no tienen una representación sindical, lo que vulgarmente se llama los trabajadores en negro?

—Lo que nos está pasando en el mundo atraviesa la sociedad y todos los estamentos. Hay una crisis económica, deriva de una crisis sanitaria. Quizá malos manejos con la política de Estado, eso no aísla que también tenemos problemas en el movimiento obrero. Como tenemos problema en la política, en la Justicia, o sea, cuando algo entra en crisis, la crisis es de valores, que por ahí no los supimos transmitir, o por ahí es la que nos toca vivir. Siempre les digo a mis hijos: a los doce años me agarraron de la mano, me llevaron a laburar. Tiempos de vacaciones eran tiempos de trabajo, la cultura del trabajo estaba arraigada desde la infancia. O sea, la aprendías cuando tenías cinco o seis años en la mesa de tu casa. Cuando el viejo traía un mango de más, sentías a tu viejo y a tu vieja y era: “Pintamos la casa, cambiamos la chapa, o por ahí cambiamos un Buick 27 por un Ford 35, o cambiamos la heladera o cambiamos la cocina”. Eso representaba que el vehículo para estar mejor era el trabajo, porque todo ello generaba trabajo. Después, el golpe de Estado en el año 76, misma mesa, distintos actores, cada vez que el jefe o la jefa de familia que iba a trabajar tenían un mango de más, empezaron los chicos del salón a escuchar: “Eh, vieja, ¿dónde ponemos la plata para que nos dé más plata?”. Escuchaban que en tal banco daban tanto, otro escuchaba que en otro banco daban otro tanto, y así, entonces se fue anclando en la sociedad joven y adolescente, que el vehículo para estar mejor era que la plata hacía plata y es mentira. Y no supo salir de esa trampa. Siempre les cuento a los muchachos lo mismo, Perón cuando vuelve, la industria estaba entera, estaba mal repartida la riqueza, 33% para el laburante y el resto para la gente que hacía las inversiones. Pero el aparato productivo que se había creado, no se había roto. En cambio, cuando logramos la democracia en el 83 con Alfonsín, sobre 27 millones de argentinos, tuvo que sacar un plan que no me lo voy a olvidar más, el plan de la caja PAN, y tuvo que repartir setecientas mil cajas PAN, porque nos decía que la muerte de muchas pymes, había dejado a la gente en la calle. No fue culpa de Alfonsín, fue un gran presidente que de última cubrió una demanda que la sociedad era lo que pedía, la democracia. Después hay un cambio, Menem arrancó bien, más allá de todo lo que fue el 89, 90 y 91, creo que se equivocó, y no digo que por ahí había empresas que había que privatizar del Estado, pero creo que se le fue la mano, privatizó demasiado. Aparte, la plata de la privatización no la volcó en la industria, ahí seguimos, desgraciadamente, sumando desocupación. Entonces, estamos muy cerca de las elecciones, estoy casi seguro que por espacio político va a haber una fórmula, espero que al que le toque ganar, tenga la visión de que puede llamar al que le toque perder y ponernos de acuerdo en diez, doce, quince puntos fundamentales para la Argentina. Las políticas de Estado se deben trazar de común acuerdo entre todas las fuerzas políticas, o por lo menos la mayoritaria.

“El problema de Bullrich es que no puede sacarse de encima su propia agresividad”

—¿Cómo se imagina que se va a llegar a las elecciones, cómo imagina que van a ser la inflación, los salarios y su recuperación sobre la inflación, y el objetivo del ministro Massa de inicialmente partir de un objetivo del 60% de inflación, que por lo menos este primer mes de enero parece no estar cumpliéndose?

—A él le tocó una mochila muy cargada, pero que la está tratando de llevar bien. Creo que si él logra una inflación este año del 60%, por lo menos enderezamos el camino. Lo que está pasando es que las fuerzas especulativas también juegan y no tienen amistad. Y a veces cuesta desprenderse de eso. 

“Larreta tendría un problema grande; la economía argentina no es la de CABA”

—Se acuerda que Pugliese, el ministro de Alfonsín decía: “Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”.

—Massa le está poniendo toda la onda. Si logramos ponerle un freno a la inflación, tenemos un futuro. Cualquiera que reciba el Gobierno va a tener un problemón, no es que si gana uno o gana el otro, se van a beneficiar. Estamos en un estado de situación que no es fácil, porque que hoy tengamos de cuatro a seis millones de desocupados, si lo multiplico por tres, son dieciocho millones de argentinos, estamos hablando de un peligro latente. Porque muchos me hablan de los milagros de Australia, de acá, de allá, pero una cosa es tener un país de once millones de habitantes y la piloteás siendo agrícola-ganadero, de servicios, tener un poco de la nueva tecnología. De Australia la industria automotriz se retiró toda, hasta Toyota que cuando invierte pelea la realización, fue la última, pero se tuvo que ir. Siempre les digo a mis compañeros, hoy con Toyota vamos a llegar a 190 mil unidades, logramos el tercer turno. Hasta que venga una inversión para la cabina de pintura, ahí volveríamos a bajar dentro de dos años, pero andaríamos rondando las doscientas mil unidades. Cualquier empresa terminal, para poder decir: “Estoy tranquilo, saco camiones y buses que son menores escalas, tiene que andar en 80 mil, 120 mil unidades. Este fue mi pensamiento cuando me junté con la industria automotriz, en enero de 2019 armamos un equipo que funcionó muy bien. En ese tiempo, tengo varios compañeros y compañeras, técnicamente nos ayudó, más allá que del campo nos ayudó Julián Domínguez, la facultad que se encargó de ser la moderadora fue la Universidad Austral, con la que me une una amistad de largos años, como con alguno de los componentes del IAE.

“Reformar la Ley de Contrato de Trabajo no asegura crear más puestos de trabajo”

—Usted textualmente presentó un Plan Estratégico Automotor, Propuesta para la Sustentabilidad y el Desarrollo, que incluía la iniciativa de un acuerdo social y productivo con visión para el año 2030, que fue desarrollada en conjunto con la Escuela de Negocios la Universidad Austral. ¿Tomaron sus ideas los empresarios, el Estado? 

—Las tomaron, gracias a Dios la votaron en la Cámara de Diputados, y en la Cámara de Senadores casi fue unánime la votación. La clave de eso era nuevas inversiones, porque lo que nosotros explicábamos era que debemos tener más contenido nacional. Hoy andaremos en un 28%, un 30% en promedio, algunas tendrán el 40%, 42%. El promedio nuestro tiene que andar en 50%. Con eso dejamos de ser una industria que a veces anda a los saltos, porque abastecernos en un 50% de autopartes, evita que tenga que sacar dólares para comprar autopartes en el exterior. 

Ricardo Pignanelli 20230203
LOS SINDICATOS. “Yo creo que la ventaja que tenemos, y me enorgullezco en decirlo, es la calidad de mano de obra. Es otra apuesta muy grande que hicimos con los cuarenta y cuatro centros de formación profesional”. (FOTO MARCELO DUBINI)

—Exacto. 

—Cuando los dólares en el Banco Central son tan apreciados. Anduvimos bien porque exportamos, levantamos la exportación de vehículos prácticamente en 60 mil unidades este año que pasó. El año anterior habíamos levantado, casi trescientas mil unidades estamos exportando. Si tomamos esa exportación, antiguamente el 80% se exportaba, iba a Brasil. Hoy a Brasil va el 60% de esas unidades y el resto encontramos nuevos mercados, tanto en Latinoamérica como también a Estados Unidos, las NCB3 de Mercedes Benz, exportamos a Oceanía, Centroamérica, no estamos exportando cantidades como a Brasil, pero metimos casi el 40% más en el mundo. Este es el gran acuerdo que tenemos que lograr, incorporar productos nuestros en el mundo, pero no productos primarios, sino productos con valor agregado. 

“Si la economía se endereza, el candidato natural es Massa; le tocaron cuatro años muy jodidos a Alberto”

—Usted mencionaba recién el tema del aumento de precio de los formadores de precio. Hay una discusión alrededor de sindicatos que vienen siendo criticados por participar del control de precios para el programa Precios Justos. ¿Le parece bien que los sindicatos estén controlando que se cumplan los Precios Justos?

—Lo tenemos que controlar como ciudadanos. Antiguamente era más fácil el control de los precios, porque en cada barrio había cinco almacenes, y la misma sociedad los controlaba, porque se corría la bolilla de que en el almacén de Ricardo habían levantado los precios, entonces, había que ir al almacén de Miguel o al de Jorge. Automáticamente el almacenero del barrio se daba cuenta, entonces nivelaba. Cuando trajeron los grandes supermercados a la Argentina con el sentido, siempre quiero pensar bien, de abaratar los costos. Les dio resultado dos años, tres, y ahí se cayeron todos los almacenes de barrio, y los grandes supermercados empezaron a manejar los precios, no solamente de las ventas, sino también los precios de las compras que llevan a los proveedores chicos, les compraban toda la producción y ponían el precio. En otros países las ganancias de los grandes supermercados, andan en un 4% o 5%, o sea, lo que reditúa las ganancias al final del año. Y acá no pasa lo mismo, acá cuando hablamos de pingües ganancias, culturalmente tenemos que tomar otra actitud que nos va a costar mucho, pero creo que debemos cambiar un poco la actitud como consumidores. Somos los mismos ciudadanos los que tenemos que comprar donde el precio es el que tiene que ser. 

“Soy un convencido de que un presidente de la Argentina tiene que saber mucho de economía”

—Usted mencionaba que le gustaría que el que gane y asuma en diciembre inmediatamente llame y trate de acordar con el que pierde, sea quien fuera. ¿Cuál es su propia experiencia con gobiernos de distinto signo, cómo le fue con el gobierno de Mauricio Macri, por ejemplo, y qué diferencias encontró en los ministros de Trabajo de gobiernos peronistas y gobiernos no peronistas? 

—Con Macri hablé extensamente, cuatro veces. Era un tipo que recepcionaba, pero no trasladaba, y si trasladaba, a quien le trasladaba, hacía todo lo contrario. Como secretario general siempre le digo que si tengo que hablar con el Gobierno, aunque no sea de mi signo político, lo hago. Me defendí bastante bien, porque Macri tuvo una oportunidad histórica, fue después de septiembre de 2017 cuando gana la elección. Si él hubiera sido humilde y hubiera convocado, quizás hubiera entendido un montón de cosas. 

“Las políticas de Estado se deben trazar de común acuerdo entre todas las fuerzas políticas”

—Siguiendo en ese planteo, imagina que un eventual gobierno de Juntos por el Cambio, por ejemplo, de Larreta o de Patricia Bullrich, ¿sería distinto del de Mauricio Macri, o por el contrario, ve que el planteo se parece más al de las elecciones de 2017, de hacer lo mismo más rápido?

—De Bullrich, creo que es ese el planteo. De Larreta no lo creo; él fue tironeado para decir un montón de cosas que no quería decir. Más allá de todo, Bullrich nació en el peronismo y fue trasladándose, y el problema es que no se puede sacar de encima su propia agresividad, que la tuvo siempre. 

—Cuando fue ministra, ministra de Trabajo, en la época de la Alianza, ¿cómo la recuerda?

—A Bullrich, como ministra de Trabajo, la recuerdo como una persona que era fundamentalista. No lo veo así a Larreta. Por supuesto, que mi espacio está entre lo que salga del peronismo.

Ricardo Pignanelli 20230203
EL FRENTE DE TODOS. “Massa demostró, más allá de que ponga voluntad y toda la inteligencia, que hay cosas muy cerca de las elecciones que no las podés dominar, pero lo veo con una capacidad más federal de la República”. (FOTO MARCELO DUBINI)

—Pero con Larreta se entendería, si entiendo bien. 

—Sí, me entendería con Larreta si él expresara su actitud interior. Ahora, si va a expresar actitudes de otro, bueno…

—Usted dice que Larreta tiene un discurso más fundamentalista y de derecha en este momento, por la interna que tiene dentro de su partido, pero el Larreta que usted conoce no es ese. 

—El Larreta que yo conozco no era así. 

—¿Y espera que vuelva a ser el Larreta de siempre?

—Creo que lo vemos todos.

—La reforma laboral es un tema que plantea, por ejemplo, Antonio Aracre, el nuevo  jefe de asesores del Presidente, ex-CEO de Syngenta. En el Coloquio de IDEA en el que usted participó fue un tema omnipresente en los empresarios, muchos de ellos dicen que hay una industria del juicio, cuénteme su propia visión de qué habría que reformar del sistema laboral, si hay que reformar algo.

—Reformar la Ley de Contrato de Trabajo, no asegura crear más puestos de trabajo. La historia dice que no fue así. Sí creo que por ahí con el consenso de todos, podemos hacer un gran acuerdo por dos años donde firmemos todos, los políticos, los gremialistas y las empresas, para sacar a cuatro millones de argentino del ostracismo y darles el derecho más grande que tiene el ser humano, que es el trabajo, pero cuando en la vida no tenés trabajo, no es vida. Hacer un acuerdo es algo que sé hacer en mi sindicato. 

“Somos los mismos ciudadanos los que tenemos que comprar donde el precio es el que tiene que ser”

—A ver si lo interpreto, usted dice que por dos años, hacer una prueba con la gente que está sin trabajo exclusivamente. 

—Exactamente, y tienen que firmar todos, porque así como nosotros somos pícaros, hay empresarios pícaros. Y si te empiezan a rotar a la gente, vas a seguir con los cuatro millones desocupados, y el 40% de gente que no está normalizada en su trabajo. 

—Entiendo perfectamente.

—A los dos años nos sentamos y tenemos que ver los resultados. Si son tan buenos, creo que pueden ser buenos si actuamos todos, no sólo los que gobiernan, sino todo lo que sea sindicatos, ponemos corazón arriba de la mesa y los empresarios también, aunque es difícil, pero creo que no tenemos más margen, por eso tenemos una oportunidad. Si eso da resultado, le extenderemos un año más, sin reformar la Ley de Contrato de trabajo. Hay tres o cuatro puntos, que por ahí, los podemos conversar. Un buen trabajador que se va de una empresa, porque la empresa no está produciendo lo que tiene que producir, después querés que vuelva porque la empresa volvió, y por ese remanente de la ley, y la empresa no te lo toma. 

“Con Macri hablé extensamente cuatro veces; era un tipo que recepcionaba, pero no trasladaba”

—Usted se refiere a la antigüedad acumulada, por ejemplo. 

—Claro, por eso creo que… 

—Que algunas cosas se pueden modificar. 

—Creo que es una oportunidad histórica, si asumimos el rol que nos toca a cada uno. 

—Usted en diciembre compartió en el gremio una charla sobre democracia y sociedad junto al ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, del que se habla de una posible candidatura presidencial, y en las últimas semanas hubo una serie de chispazos entre él y el Presidente. ¿Cómo ve usted la interna dentro del Frente de Todos? 

—Tenemos candidatos. Hasta los treinta años somos rebeldes por naturaleza, y más los peronistas. Ahora, esa rebeldía tiene una maduración que empieza a ser la experiencia, ahí es donde tenemos que cambiar. Tenemos candidatos, como los pueden tener ellos. La cancha de ellos hoy está más cerrada que la nuestra. Nosotros tenemos buenos gobernadores y candidatos tenemos. 

“A Bullrich, como ministra de Trabajo, la recuerdo como una persona que era fundamentalista”

—¿Usted aboga porque Cristina Kirchner cambie de opinión y sea candidata? 

—Creo que es una decisión tomada de Cristina. Más allá de todo, entró en la etapa que si bien va a ayudar, la pasó muy mal estos últimos años. Y creo que la mujer, la decisión que tomó, es muy difícil que la revierta. 

—Mario “Paco” Manrique dijo, tras la condena de Cristina, dijo que si el movimiento obrero hubiera estado unido, esto no pasaba. Como es su secretario adjunto en Smata, le pregunto si usted comparte esa visión de Manrique. 

—Tenemos graves problemas en la Justicia, hoy es un poder fundamental. Creo que hay que hacer una reforma en la Justicia, y tiene que tener una dirección para formar una Suprema Corte Federal. No digo 24, ni quince, ni trece, digo tiene que regionalmente hacer un recambio en la Justicia y lograr una Corte que tenga un sentido federal, y hoy lo necesitamos por el bien del país. 

—Usted propuso que el pueblo tiene que decidir si quiere o no ser gobernado por la Justicia y propuso un referéndum. A su juicio, ¿un referéndum sería una alternativa mejor que el juicio político?

—El juicio político es algo que está dentro de la Constitución. El juicio político puede ser un elemento de presión para que se reforme la Justicia. La importancia de la reforma de la Justicia la veo con un sentido federal, porque hoy la Argentina está en una posición exportadora de muchos minerales. Sería la riqueza que nos podría sacar adelante, y esa riqueza tiene que tener valor agregado. El 25% del litio tiene que quedar en la Argentina, pagando el valor de extracción, porque si no lo extraemos nosotros tendremos que pagar el valor de extracción, el suelo argentino es de los argentinos. Si me quedo en el 25% de litio, seguramente van a venir capitales acá a invertir, para hacer fábricas de baterías. Si no, en quince años me voy a quedar sin litio, hoy es considerado el oro blanco, es un mineral fundamental como el cobre, como el gas de Vaca Muerta, como el agua potable para poder hacer el hidrógeno, que es la otra energía que se nos viene. La Corte tiene que ser federal porque va a reflejar los intereses también de la Argentina profunda. 

Ricardo Pignanelli 20230203
PARITARIAS. “La única forma de acompañar la inflación era cuando era efectiva; de ahí nace un acuerdo salarial en 2011, que les dio previsibilidad a las empresas y que mantuvo medianamente el salario”. (FOTO MARCELO DUBINI)

—Pablo Moyano dijo que si Cristina insistiese en no postularse, los candidatos naturales serían el propio Sergio Massa, Daniel Scioli y hasta el propio Presidente. ¿Comparte usted las declaraciones de Moyano, y apoyaría la candidatura de los tres, o de alguno de estos tres eventuales candidatos? 

—Candidatos tenemos, no nos olvidemos de Capitanich, Uñac, pero los candidatos tienen que ir con una idea en la cabeza, que una vez terminadas las elecciones… Primero, las PASO, el que gana conduce y el que pierde acompaña, y después cuando vayamos a la general, si tenemos la suerte de ganar, tenemos que llamar a la oposición y ponernos a discutir los puntos que sean fundamentales políticas de Estado, y que firmemos con sangre que no los vamos a cambiar más allá de la alternancia política que tenga el país. Muchos hablan de Estados Unidos, los republicanos están a la derecha profunda, y los demócratas están al centro, ahora en las políticas de Estado, los dos están en el mismo lugar. Creo que tenemos que tener ése espíritu en la Argentina. Los argentinos tenemos que de una vez por todas, ponernos de acuerdo en qué queremos para nuestra patria. Y para esta patria queremos políticas de Estado que más allá de la alternancia, no cambiemos los modelos.

—Si la economía mejorase un poco, se lograse que la inflación decreciese respecto del año anterior, ¿el candidato natural tendría que ser el ministro de Economía, Sergio Massa, quien tiene esos logros, o el Presidente que lo nombró? Y le amplío la pregunta, si el Presidente es candidato, ¿sería lógico que alguno de sus ministros o de sus funcionarios compitieran con él en unas PASO, y el candidato natural tendría que ser el Presidente? 

—Si la economía se endereza, el candidato natural es Massa, porque le tocaron cuatro años muy jodidos a Alberto, dos años de pandemia, una guerra desgraciadamente, que está perjudicando mucho. Cuando hablamos de la proyección para el año que viene, de la fabricación podríamos haber dicho seiscientos cincuenta, dijimos seiscientos porque no sabemos si vamos a tener los semiconductores que son los famosos chip, o autopartes que provienen de Europa. Creo que Alberto cumplió un rol que le tocó afrontar dos situaciones muy profundas. Cuando me comunico con un amigo me quedé en Italia. Mi origen es italiano, tercera generación, y gracias a Smata y a que llegué donde llegué, pude conocer el pueblo donde nació mi abuelo, que no pudo volver ni él ni mi viejo, tuve la suerte de encontrar mis raíces. Entonces cuando arranca la pandemia, mi amigo, gente más grande que yo, me dice: “Piña, esto que se viene es peor que una guerra, porque destruye infraestructura, la guerra destruye seres humanos, pero después de esa guerra convencional, la Segunda Guerra Mundial, no teníamos tiempo de destruirnos interiormente porque teníamos que reconstruir el daño hecho por la guerra”. ¿Y esta por qué va a ser peor?, fue mi pregunta, “esta va a destruir el espíritu y el alma del ser humano, que es lo más difícil de reconstruir”.

“Me entendería con Larreta si expresara su actitud interior. Hacer un acuerdo es algo que sé hacer en mi sindicato”

—Imaginemos la hipótesis de que terminan siendo Massa y Larreta los dos candidatos que surgen de las PASO, ¿encuentra similitudes entre ellos, muchas diferencias?

—Soy un convencido de que un presidente de la Argentina tiene que saber mucho de economía. Massa demostró, más allá de que ponga voluntad y toda la inteligencia, que hay cosas muy cerca de las elecciones que no las podés dominar. Pero lo veo con una capacidad más federal de la República. Larreta creo que va a tener un problema grande cuando se dé cuenta de que la economía de la Argentina no es la economía de la Ciudad, esa es una diferencia. Creo que los dos pueden llegar a entenderse. Con Massa tuve mucho desencuentro, pero cuando se cargó esta mochila de adoquines, y tuvo la actitud de renunciar a la Cámara de Diputados, entré a pensar que si salíamos de esta, podía ser un candidato. En esta, creo que Massa entra con menos ataduras que Larreta. 

—¿En la interna Massa estaría más fuerte que Larreta en su propia interna, respecto de Patricia Bullrich y de Macri?

—El que estaría más condicionado en el próximo gobierno, sería Larreta que Massa. Él entra más suelto y con una experiencia en Economía que la va a necesitar. 

“Tenemos una oportunidad histórica si asumimos el rol que nos toca a cada uno”

—¿Usted imagina eso de Massa porque ve a Cristina Kirchner menos demandante de un eventual Massa presidente que de Alberto Fernández?

—Creo que a Cristina, en ocho años de gobierno y cómo manejó la Economía, más allá de los detalles que pudo haber tenido que a algunos no les guste, a otros sí, la economía la flaca la manejó bien. Tuvo una crisis allá por 2009 y tuvo una crisis en 2011 y a la crisis le dobló la apuesta y salió. Y creo que con Massa puede pasar lo mismo.

—Hay una vieja discusión, de hecho Cristina Kirchner lo ha dicho, también pasó en Brasil, que los empresarios ganaban más dinero con gobiernos peronistas, en Brasil era más dinero con Lula, pero sin embargo votaban a candidatos, en el caso argentino, no peronistas. ¿Usted cree que eso es un prejuicio, de clase, o se basa en que en realidad, finalmente ganan más dinero con gobiernos que no son peronistas?

—Con el peronismo ganaba plata, pero también tenés que laburar más, porque hay que producir, porque tenés que sudar. Y a veces, puede haber un tema de clase, pero meterse en ese tema es una ridiculez. Sí, creo que en un gobierno peronista, cuando se pone la máquina en marcha, teníamos 75 mil afiliados y ahora tenemos 117 mil, exige más horas de trabajo, que estén los compañeros más cerca de los laburantes, existen más problemas en la fábrica. En ese aspecto, a veces como que se quieren tomar un descanso, hay empresarios que dicen: “La hicimos, vamos a tomar un descanso”. Guarda, porque por ahí vas a tomar tu último descanso, y cuando vuelvas no tenés nada. 

“El juicio político puede ser un elemento de presión para que se reforme la Justicia”

—La industria automotriz a usted le permite comparar la misma actividad, con los mismos trabajadores, en un caso con una cultura japonesa, en otro caso con una cultura italiana, en otro caso con una cultura francesa o norteamericana. ¿Encuentra alguna característica en los empresarios argentinos, diferente de los empresarios extranjeros y dentro de los empresarios extranjeros entre sí, los japoneses, por ejemplo, con los europeos o norteamericanos? 

—El japonés piensa a veinte años, quizás los demás se miran los cordones de los zapatos. Si miramos la historia de Toyota, vemos que en los peores momentos fue cuando invirtió. Cuando los otros están disparando, los japoneses están poniendo fierro adentro. El pensamiento de ellos está a veinte años de distancia. Y hoy los empresarios europeos, y los americanos piensan en una distancia más corta, ahí está la diferencia. 

—¿Y los empresarios argentinos? 

—Los empresarios argentinos tienen que pensar a más distancia, no los puedo juzgar, no porque sean empresarios argentinos. Los puedo juzgar el día que tengamos la política de Estado de los diez, quince puntos a treinta años, nosotros ya no vamos a estar, ahí los podés juzgar. He conocido empresarios argentinos, estaban jugando a morir y por ahí, pobres, perdieron la empresa por jugar hasta el final, otros agarraron el atajo y sobrevivieron. Por eso digo que lo fundamental es que tengamos política de Estado, creo que las dos claves son la educación y la salud, por supuesto. Tenemos que hacer una gran apuesta en la educación. Algo que me llama la atención es que a la educación le dan un sentido de que no nos sirve. Que hay que reformar la cuadrícula de estudio, estoy  de acuerdo. Pero los pibes hoy agarraron la tecnología y la están dando vuelta, es impresionante. Tengo un nieto de 18 y tres, nietas de 10, 9 y 8, la más chica siempre es la más cercana al abuelo, entonces estábamos en mi casa comiendo, ella mirando dibujitos, porque no me dejaba ver el noticiero. Estaba con el teléfono, estaba jugando con el teléfono, entonces conversando dije una palabra que no era buena y me dijo: “abuelo, ¿cómo decís eso?”. Entonces, mi pensamiento es: estaba escuchando la televisión, estaba jugando con los jueguitos del teléfono y me escuchaba a mí. La velocidad mental de los chicos en las nuevas tecnologías, nos puede sacar adelante. Cuando ves que una de las industrias que más está aportando hoy, es la de los software, y que se está trabajando a distancia, y que están cobrando en dólares, eso muestra la excelencia que tuvimos en la educación. Tenemos que cambiar la cuadrícula de estudio en algún momento, seguro. Estaba haciendo capacitación sindical y profesional, tenemos 44 centros de formación, me estaba absorbiendo a la capacitación sindical, y me doy cuenta que estaba enseñándoles a mis compañeros delegados y comisiones internas, que algunos son nuevos, cuando el libro de capacitación de la década del 80, ¿qué pregunta me hice? En la década del 80, el gremialismo era más acotado. Tuve que hacer dos tomos, Capacitación sindical I y Capacitación sindical II, porque cuando viene un compañero del gremio, tiene que saber defender los intereses profesionales de los compañeros gremiales. Tiene que saber de capacitación profesional porque es el futuro de sus compañeros. Tiene que entender de género, porque es una materia en nuestra industria que es muy varonil, hoy tiene un 20% de mujeres. Tenemos que saber algo de finanzas y de la Ley 37.001 sobre antilavado y anticorrupción. Pero aparte, tiene que trabajar también en cómo nos imaginamos mantener la luz de la fuente de trabajo abierta, y crear más luces para que haya más industria. Esto que antes se reducía en la defensa de los intereses profesionales de los trabajadores, hoy hizo ‘pimba’ y despacito, fuimos poniendo en el lomo, la obra social. Tenemos dos sanatorios y tenemos ocho módulos. Ahora, voy preparar a ese compañero que esté al frente de un módulo o un sanatorio, y lo gerencie lo mejor posible. Entonces, a los muchachos les digo: hay dos caminos, uno es que mi sindicato en el tiempo sea uno con un secretario general, y todo profesional. No me gusta. La otra alternativa es que nosotros empecemos a trabajar con nuestros compañeros jóvenes, para que cuando lleguen sean profesionales, que hayan estado sudando en una fábrica y viendo la necesidad de un trabajador, que no es el trabajo de él solo, sino es todo lo que nombré.

Producción: Melody Acosta Rizza y Sol Bacigalupo.

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Fuente: Perfil

Redacción